martes, 17 de marzo de 2009

De los finales

Se empieza en el antes. Frontera titubeante, ser-estar siempre más allá del ahora. Y aunque existan el primer encuentro y la primera frase, todo aquello que denominamos como "principio" es una triquiñuela del deseo para darse a conocer. Eso.

Siempre llega el después. El "nudo de la historia", lo intermedio. Lo que sigue al principio, las más de las veces, el comienzo del fin. Puntos de fuga. Somos-estamos más allá del ahora. La enajenación del deseo. De nuevo.

Si podemos hablar de "lo de enmedio" es que existen los extremos. Para cuando llega "el final", el deseo está fraguando su nuevo plan. Tal vez sea "recomenzar" o "volver". Es decir, son finales-inicios que se parecen más a lo intermedio o a otra historia que se le suele llamar "secuela". Pero hay, dicen, el terminante "nunca más" (casi nunca verdadero; en el mejor de los casos, verídico). Sin embargo, este final es un paso, un trayecto, la búsqueda de un no-somos-estamos, un vivir en el pasado ahora. Habrá quién diga que existe el final-final. Cuando olvidamos y dejamos atrás. Yo lo llamo: "nuevo-incio-con-el-antes-a-cuestas".


Hoy. Falso inicio-nudo-final. Sueño. De nuevo. Eso.

1 comentario:

Antonio Rangel dijo...

Depende. Un final es el límite de una mirada. Ahí donde no llegan tus ojos hay una continuidad y un antes; pero todo lo que ves es un fragmento que comienza y termina. Y en todo lo que termina hay justicia poética o una notable ausencia en el desenlace o una latencia de continuidad.