Mientras se alejaban los comienzos el aliento gris de la atmósfera era suficiente. Subsistía un cigarro con esa demora integrada a mi mano. Porque tampoco era aire lo que respiraba entre tus miradas de luna, eso que yo sentía entrevisto, como la sentencia de mi suspiro, invertía los recuerdos a unos plenos de inexpresividad.
El viento sacudió fuertemente a este territorio de sombras, no alcanzaba la vista para protegerse de todas, tú te apareciste detrás del futuro-decadencia, después de cada una de ellas.
La acostumbrada indecisión viene contigo y llega de todo, completa, amenazante.
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